Érase una vez una voz que cabalgaba sobre una saxo. Érase un hombre, un poeta y un rapero que eran la misma persona. Y érase una vez una banda de jazz.
Kase O, uno de los cuatro Violadores del Verso agotó dos noches seguidas las entradas para ver, oír, cantar y escuchar su espéctaculo de rimas y jazz en la madrileña sala Heineken.
Podría hacer la crítica del concierto y contaros que si el sonido, que si la gente, que si esa bajo impecable, que si Pablo Neruda. Pero, la verdad, no lo voy a hacer. Sólo apuntar que la última sorpresa de la noche: Sho Hai se subió al escenario para rematar ese clasiquete llamado Ballantains y de paso anunciar que Doble Vida, su disco en solitario, estará en las calles el mes que viene.
Y es que a veces no hay nada más indie que un montón de versos perfectos. O una historia de gángsters, por ejemplo.
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